Leer
es un proceso de construcción de significados a partir de la interacción entre
el texto, el contexto y el lector. El significado, a diferencia de lo que
sostenía el modelo perceptivo motriz de la lectura, no está sólo en el texto,
tampoco en el contexto ni en el lector, sino en la interacción de los tres
factores, que son los que, juntos, determinan la comprensión.
Cada
uno de estos factores aporta en el proceso de construcción de los significados,
los cuales, como afirma Lerner (1984), son relativos, es decir, cada lector
comprende un texto de acuerdo a la realidad interior, a su experiencia previa,
a su nivel del desarrollo cognitivo, a su situación emocional, etcétera. Pero
esta relatividad no significa que no se puedan lograr niveles cada vez mayores
de objetividad sobre el texto. La relatividad de la comprensión alude a que
distintos lectores comprenden de forma diferente un mismo texto, lo cual se
explica por la singularidad de los sujetos.
“Concebimos la
comprensión de la lectura de un texto como la reconstrucción de su significado
a partir de la consideración de pistas contenidas en el texto en cuestión.
Dicha reconstrucción se lleva a cabo mediante la ejecución de operaciones
mentales que realiza el lector para darles sentido a las pistas encontradas. Se
trata de un proceso esencialmente dinámico que quien lee desarrolla a medida
que establece conexiones coherentes entre la información que posee en sus
estructuras cognoscitivas y la nueva que suministra el texto" (Montenegro
y Haché 1997:45)
Lo
anterior nos permite afirmar que el lector al interactuar con el texto no
fotocopia automáticamente en su mente el significado del mismo, sino que
realiza un proceso que lleva su tiempo. Normalmente éste implica leer y releer,
para que de manera progresiva se vaya estructurando el significado. La lectura,
por tanto, es un proceso esencialmente cognitivo y lingüístico, porque está
determinada por el pensamiento y el lenguaje, y no por la percepción y la
motricidad.
El núcleo del proceso lector es
la comprensión lectora y no la velocidad, que debe estar siempre condicionada a
la comprensión. ¿Qué significa comprender un texto? Significa dar cuenta del
mismo, para lo cual es necesario ubicar sus ideas y señalar la forma como éstas
se relacionan en el texto.
Esta
es la primera fase del proceso lector, y si se logra que los estudiantes se
apropien de ella y la terminen con rigor, contribuirá sensiblemente a mejorar
la calidad de la educación, en la medida que permitirá garantizar una
apropiación de las redes conceptuales presentes en los textos. Con un
desarrollo adecuado de esta primera fase del proceso lector se superaría el
acercamiento superficial a los textos, en el que los estudiantes se conforman
con la idea general de los mismos, sin dar cuenta de los detalles que los
enriquecen.
La
creación es una segunda fase en el proceso lector, y depende de la comprensión
porque no es posible crear en el vacío, siempre se crea a partir de algo.
Crear, en esta perspectiva, significa aportarle al texto, enriquecerlo y
recrearlo.
La
creación se manifiesta de varias formas, la más simple es aquella en que con
las mismas ideas del texto se crean nuevas formas de relacionarlas. Claro que
ésta separación en dos fases es, ante todo, metodológica, pues la comprensión
requiere una alta dosis de creatividad para construir el significado del texto.
Pero, lo que se plantea en la segunda fase tiene que ver fundamentalmente con
el aporte que el lector hace al texto. Ahora bien, para facilitar este proceso
de construcción de significados es necesario que el maestro (a) le permita al
niño (a) apropiarse de un cúmulo de estrategias que le permitan generar una
buena representación del texto en estudio. Igualmente es fundamental diseñar una
propuesta de evaluación congruente con esta concepción psicolingüística de la
lectura que nos permita conocer los niveles de comprensión textual construidos
por los niños y las niñas.